A lo largo de las diferentes sesiones nos preguntaremos qué significa una experiencia de Dios donde la palabra “Dios” ha perdido su antigua validez. ¿Podemos tomarnos aún en serio el credo cristiano? ¿Es verdad que Jesús volverá “con gloria para juzgar a vivos y a muertos”? ¿Acaso hemos de contentarnos con una lectura en clave metafórica, como si la resurrección, pongamos por caso, fuera un modo imaginativo de decir que la causa de Jesús sigue en pie? ¿Podemos confesar aún que Cristo es el Señor, esto es, aquel de quien depende el sí o el no de nuestra entera existencia? Un Dios que solo puede darse como opción personal ¿puede valer como Dios? ¿Acaso no será la excusa de una subjetividad necesitada de un “amigo invisible”?
La sospecha de que nuestra creencia en Dios quizá tenga que ver más con nosotros que con Dios mismo debe tomarse en serio, si es que el anuncio cristiano tiene aún algo qué decirnos. En este sentido, no es causal que muchos, hoy en día, hayan sustituido al viejo Dios cristiano por los trazos impersonales de una divinidad oceánica o, en su defecto, por un algo, dando ingénuamente por hecho que ese algo es bueno, cosa la cual estaría, ciertamente, por ver. La pregunta es hasta qué punto podemos recuperar la inteligibilidad del credo cristiano sin falsearlo.
Duración: 6 sesiones
Inicio: 27 de octubre de 2020